30 de octubre de 2012

Feliz día de la Democracia


Hace 29 años el pueblo argentino se volcaba a las urnas después de uno de los períodos más nefastos por los que halla pasado el país. Yo tengo 24 años, y sólo puedo hablar desde lo documental y las historias que me han transmitido. Soy hijo de la democracia, crecí con la libertad de pensar y opinar libremente sin temor a que tomen por asalto mi casa por querer llevar adelante una idea política, sin temor de poder hablarlo en la calle con mis amigos a plena luz del día habiendo personas a mi alrededor.

Ese día fue elegido presidente de la nación el Dr. Raúl Alfonsín. Un abogado de Chascomús humilde, pero claro en sus ideas y firme en el trabajo en pos de sus objetivos. Un hombre que, como Adolfo Pérez Esquivel, buscó a los desaparecidos desde el mismo instante que se enteraba que desaparecieron. Un hombre que con su raído traje no dudaba en tratar de proteger a jóvenes militantes radicales que luchaban por esa misma idea. Un hombre que cada vez que tomó una decisión lo hizo sin pensar en los costes políticos personales, sino siempre mirando el bienestar y la integridad del país en su conjunto. Un tipo con huevos, frontal y honesto. Un Presidente que en el momento que los gobiernos militares todavía eran mirados con cariño por cierta parte de la sociedad, puso a los genocidas en el banquillo de los acusados y los enjuició sin miedo. Que se bancó levantamientos militares y muchísimos paros generales. Un hombre que con sus aciertos y errores tenía una idea clara de país y hacia eso apuntaba. Un presidente que puso toda su hombría de bien en pos de recuperar un país en ruinas.

Personalmete lo extraño Alfonsín. Usted me demostró que la política es el modo de buscar el bien general, y que puede hacerse sin rencores, prejuicios o enemistades absurdas. Que la política puede generar adversarios, pues no todas las personas en este mundo vamos a pensar igual, pero que esos adversarios siguen siendo personas, habitantes de un mismo país por los cuales también hay que trabajar porque el país es uno solo y es de todos.

Cuando, allá por el '88 o '89 usted fue a Caleta Olivia, aquella vez que se sacó la foto con el abuelo Walta, también tuvo un gesto y le hizo una pequeña dedicatoria a un Hipólito de unos pocos meses de vida. Esa dedicatoria hoy está en la última hoja de  uno de los álbumes de fotos infantiles, en un aramario de Los Antiguos. A esa dedicatoria con el tiempo la estoy dimensionando y puedo decir que es un tesoro invalorable. Porque lo admiro y porque lo extraño le digo Gracías Alfonsín.

Felíz día de la democracia para todos.