14 de julio de 2014

El día después de la final

La final se perdió de la mejor manera posible, si es que hay una manera de perder que es mejor que otra. Como muchos, siento mucho orgullo por como jugaron todos, la garra que pusieron y como enfrentaron esta derrota.
Tengo que agradecerle a este grupo todo este grupo la posibilidad de ver a mi selección en una final por primera vez en mi vida. Vivir a través del fútbol cosas que no me había tocado sentir.
Sin embargo también estoy triste. Pero no esa tristeza fugaz que viene después de una derrota, sino una de esas tristezas que vienen de la sensación que esto no se repetirá en lo inmediato.
Esta es una generación de jugadores que creció al amparo de formadores como Pekerman, Tocalli, Ferarro. Tipos que formaron no sólo jugadores, sino personas integrales. Que dedicaron sus vidas a esa profesión y que creían en proyectos a largo plazo. Tipos que armaron un combinado de las inferiores de Rosario para ir a jugar contra el club de barrio en el que jugaba Masche; o que armaron un amistoso a las apuradas para que Messi pueda vestir la celeste y blanca.
Hoy veo a Grondona Jr. a cargo de las selecciones juveniles y la verdad que no me genera nada de confianza. Veo que empieza el torneo transición y eso tampoco me genera mucha confianza.
No veo proyecto y eso me preocupa. Me preocupa sobretodo que en Qatar, cuando todos estos cracks dejen las canchas, nos pase lo que le pasó a Brasil.
Ojalá me equivoque, y que Mamana, por citar uno, pueda hacer que la Argentina se mantenga de la misma manera.
Veremos que pasa.

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