14 de julio de 2014

El día después de la final

La final se perdió de la mejor manera posible, si es que hay una manera de perder que es mejor que otra. Como muchos, siento mucho orgullo por como jugaron todos, la garra que pusieron y como enfrentaron esta derrota.
Tengo que agradecerle a este grupo todo este grupo la posibilidad de ver a mi selección en una final por primera vez en mi vida. Vivir a través del fútbol cosas que no me había tocado sentir.
Sin embargo también estoy triste. Pero no esa tristeza fugaz que viene después de una derrota, sino una de esas tristezas que vienen de la sensación que esto no se repetirá en lo inmediato.
Esta es una generación de jugadores que creció al amparo de formadores como Pekerman, Tocalli, Ferarro. Tipos que formaron no sólo jugadores, sino personas integrales. Que dedicaron sus vidas a esa profesión y que creían en proyectos a largo plazo. Tipos que armaron un combinado de las inferiores de Rosario para ir a jugar contra el club de barrio en el que jugaba Masche; o que armaron un amistoso a las apuradas para que Messi pueda vestir la celeste y blanca.
Hoy veo a Grondona Jr. a cargo de las selecciones juveniles y la verdad que no me genera nada de confianza. Veo que empieza el torneo transición y eso tampoco me genera mucha confianza.
No veo proyecto y eso me preocupa. Me preocupa sobretodo que en Qatar, cuando todos estos cracks dejen las canchas, nos pase lo que le pasó a Brasil.
Ojalá me equivoque, y que Mamana, por citar uno, pueda hacer que la Argentina se mantenga de la misma manera.
Veremos que pasa.

30 de octubre de 2012

Feliz día de la Democracia


Hace 29 años el pueblo argentino se volcaba a las urnas después de uno de los períodos más nefastos por los que halla pasado el país. Yo tengo 24 años, y sólo puedo hablar desde lo documental y las historias que me han transmitido. Soy hijo de la democracia, crecí con la libertad de pensar y opinar libremente sin temor a que tomen por asalto mi casa por querer llevar adelante una idea política, sin temor de poder hablarlo en la calle con mis amigos a plena luz del día habiendo personas a mi alrededor.

Ese día fue elegido presidente de la nación el Dr. Raúl Alfonsín. Un abogado de Chascomús humilde, pero claro en sus ideas y firme en el trabajo en pos de sus objetivos. Un hombre que, como Adolfo Pérez Esquivel, buscó a los desaparecidos desde el mismo instante que se enteraba que desaparecieron. Un hombre que con su raído traje no dudaba en tratar de proteger a jóvenes militantes radicales que luchaban por esa misma idea. Un hombre que cada vez que tomó una decisión lo hizo sin pensar en los costes políticos personales, sino siempre mirando el bienestar y la integridad del país en su conjunto. Un tipo con huevos, frontal y honesto. Un Presidente que en el momento que los gobiernos militares todavía eran mirados con cariño por cierta parte de la sociedad, puso a los genocidas en el banquillo de los acusados y los enjuició sin miedo. Que se bancó levantamientos militares y muchísimos paros generales. Un hombre que con sus aciertos y errores tenía una idea clara de país y hacia eso apuntaba. Un presidente que puso toda su hombría de bien en pos de recuperar un país en ruinas.

Personalmete lo extraño Alfonsín. Usted me demostró que la política es el modo de buscar el bien general, y que puede hacerse sin rencores, prejuicios o enemistades absurdas. Que la política puede generar adversarios, pues no todas las personas en este mundo vamos a pensar igual, pero que esos adversarios siguen siendo personas, habitantes de un mismo país por los cuales también hay que trabajar porque el país es uno solo y es de todos.

Cuando, allá por el '88 o '89 usted fue a Caleta Olivia, aquella vez que se sacó la foto con el abuelo Walta, también tuvo un gesto y le hizo una pequeña dedicatoria a un Hipólito de unos pocos meses de vida. Esa dedicatoria hoy está en la última hoja de  uno de los álbumes de fotos infantiles, en un aramario de Los Antiguos. A esa dedicatoria con el tiempo la estoy dimensionando y puedo decir que es un tesoro invalorable. Porque lo admiro y porque lo extraño le digo Gracías Alfonsín.

Felíz día de la democracia para todos.

22 de agosto de 2012

Lo que me rodeó en la ICRA 2012


La idea de esto es ver que sensaciones tengo mientras espero el tren que me va a llevar a Hannover, donde me espera un avión que me lleva a Argentina nuevamente. Muchas cosas me pasaron en este último tiempo, y todo con el telón de fondo de estar en Alemania por primera vez en mi vida.

Por empezar, el sólo hecho del viaje es tremendo. Volar todo el atlántico y encontrarme por primera vez en mi vida en un país no hispano parlante. Ni siquiera angloparlante o francoparlante, donde puedo llegar a tener alguna que otra herramienta más. Al principio fue difícil, aunque atenuado porque estaba en un ambiente que hablaba en inglés y en español, igual se sintió. Sin embargo por la sola costumbre el oído se me fue afinando y alguna palabra ya caso.


El viaje me generaba muchas expectativas en varios sentidos, pero había uno que lo eclipsaba a todo: buscar el director de doctorado. Acá me estaba jugando el cuello. Sentía que este viaje iba a definir mi futuro. La verdad que me sentía muy presionado. Por suerte ahí apareció el primero de varios milagros en la cadena, y no es otro que recibir un llamado diciendo que había gente que quería que yo trabaje con ellos. Todavía no quiero decir mucho porque el camino hasta la beca va a ser largo, pero sin embargo puedo decir que si las cosas llegan a andar como corresponde, los años inmediatos me tendrán comunicándome principalmente en una lengua distinta al castellano. La verdad que eso me tranquilizó de una forma increíble y me cambió totalmente el panorama. Ahora la idea era venir a disfrutar, los objetivos explícitos del viaje estaban concluidos antes de empezar. Ya me subí al avión ya con una sonrisa en la boca, Alemania me esperaba con brazos abiertos.



Después de un camino largo en el recorrido, llegué a Bielefeld. Me dormí como y donde estaba y al otro día empezó el workshop. Me encontré con uno de estos amigos que la matemática me ha dado, Gustavo. La verdad que me hizo muy bien verlo y también en las charlas que tuvimos pude aclarar ciertas cosas que había pensado y también se me abrieron interrogantes que no tenía pero que era tiempo que me los haga. Él además me presentó a un grupo de mexicanos muy amenos, que se abrieron de par en par y me ayudaron mucho más de lo que se imaginan con el hecho de la soledad que implicaba mi primer viaje sin compañeros de camino. A todos muchas gracias.

Respecto de la parte académica en sí misma voy a ser breve. Me falta. Entendí ideas demasiado generales pero en ninguno de los cursos o conferencias pude tener una imagen cabal de lo que se estaba hablando. A tal punto que en la conferencia estuve mejor que en el workshop porque en la conferencia nadie daba los detalles, pues el que los sabía no los necesitaba y el que no una lástima, no había tiempo. Por eso se me presentó un poco más intuitivo todo allí.



Lo que si me pasó es tener sensaciones nuevas. Una particularmente, y es el hecho de la primicia verdadera. Senti en la vos de los horadores el mensaje: "Esto no lo sabe NADIE; pero NADIE NADIE." Tuve conciencia por primera vez en mi vida que estaba viendo y escuchando cosas que nunca antes habían salido a la luz. Y eso me conmovió, me hace sentir distinto, que se yo... Otra sensación nueva es que los matemáticos no son más que compañeros de clase. Compañeros que se juntan a estudiar, hacen los prácticos, se pelean, se amigan, donde se nota que hay un par a los que le va mejor que al resto, a donde sobresalen los distintos, donde se juega al fútbol o al pingpong en el recreo... Una clase,en la que lo único que falta es un profesor. Ese rol lo cumple la matemática misma, que sola va planteando los ejercicios a resolver.




También me sentí más atrevido. Y ahí ocurrieron los otros dos milagros. El primero es que revisando el diario me encuentro con que Messi había llegado a Alemania. Me pongo a investigar y veo que jugaba la selección argentina contra la alemana, en territorio alemán. Si había cosas que yo quería hacer en este último tiempo era ver a Messi y ver a la selección en general. Saqué cuentas, me daba la plata. Al otro día estaba en el estadio gritando los tres goles y viendo a Messi errar un penal. Un viaje así de imprevisto supuso algunas cosas como por ejemplo encontrarme con Mathias en el tren llegando a Frankfurt. Mathias es un alemán que iba a ver el partido también. Lo encontré en la salida y le pedi indicaciones de como llegar al estadio. Me respondió llevándome al estadio, regalándome dos cervezas, una bufanda de Alemania-Argentina típica de estos estadios y la versión alemana de un choripan. No puedo pedir más. Debe ser por eso que le dicen a estos partidos amistosos.




La otra cuestión en que se puede ver el atrevimiento es en el hecho que el congreso que terminó el viernes, y dado que tenía todo el fin de semana libre podía hacer cualquier cosa. Usualmente hubiese preferido quedarme en el propio Bielefeld, caminando las ya recorridas calles del del Jahnplatz y no mucho más. Sin embargo, sin pensar demasiado dije: "Mañana me voy a Berlin." Dicho y hecho. En particular en este momento estoy en el tren que me lleva de Berlin a Hannover para que me pueda tomar el avión de nuevo a la Argentina.

Berlin es increíble. No es comparable a ninguna otra ciudad que haya conocido hasta este momento. Se respira la historia. Cualquier lugar donde pisas, cualquier ladrillo que tocás, cada columna que ves y cada melodía que escuchas tiene mucho que decirte. Dos días estuve acá y no hice nada. Debo haber caminado más que nunca en mi vida, pero es claro que no conocí ni una ínfima parte de todo lo que es. También se nota en la gente, donde todos tienen preocupaciones que van mucho más allá de lo cotidiano, y por ende una forma de pensar y ver las cosas muy distinta. Es una ciudad tremendamente cosmopolita, creo que en el lapso de dos horas pude reconocer que había gente hablando en al menos 7 lenguas distintas. Es un mundo en sí misma. Te permite ver cosas increíbles. Cuadros de Monet, Schinkel; esculturas de Müller; columnas del partenon griego; guardas en mármol con un nivel de detalle impresionante; una colección de cultura egipcia, donde se ven sarcófagos y estatuas, armas y herramientas, frescos y papiros, en resumen todo. Incluso el busto original de Nefertiti. Una ciudad que si vas desprevenido omitís un paredon, pero que no es otro que el famoso Muro de Berlin, con toda su historia. Donde se encuentra la Puerta de Bradenburgo, lugar donde Hitler hizo desfilar a sus tropas, con lo que eso conlleva. Puerta cercana y antesala del Reichstag, que se ubica en el borde del Tiergarten un jardín boscoso enorme dentro de una ciudad como esta. De hecho si uno lo recorre a este bosque, en las parte más espesas entiende lo poco que hace falta imaginarse para ver hadas y duendes correteando. Que además tiene en el centro, cual Buenos Aires y su obelisco, a la Siegessäule, un monumento a la victoria. Eso y demasiado más.  Esto es lo que vi en una frenética carrera para ver algo, quedándome muchísimo afuera. Definitivamente esta no va a ser mi última vez en Berlin. Como me es imposible elegir sólo dos fotos, acá tienen un pequeño álbum.

Y acá estaba yo en la estación pensando que el viaje se había acabado cuando alguien, al verme con la camiseta de la selección de fútbol, me pregunta: "¿Argentino?" Respondo afirmativamente y así conozco a Dario, acordeonista y pseudomanager de la banda Pollerapantalon, que me cuenta de sus experiencias post gira europea de la banda y que, entre dimes y diretes, culmina con una corrida con sus acordeones, comprados en el mercado de pulgas por 40 euros, para que no se le vaya es tren, mientras que yo termino con un CD nuevo a escuchar para conocer una nueva banda. He aquí un link con una canción de ellos. Acá tienen la entrevista a la banda pre-gira.

Y en este momento, a una hora de llegar a Hannover por el atraso de mi tren dejo de escribir esta pequeña reseña aunque lo que me pasó hace un rato me dice que el viaje no se termina hasta que no llegue a Santa Rosa. Veremos que otras sorpresas me depara el destino, por lo pronto me despido.

PD: Como este viaje no se terminó al salir de Alemania, en un bar cualquiera del gran Buenos Aires me topo con mi última sorpresa: cruzarme con el "Pipo" Gorosito.



29 de enero de 2012

Where is my heart?

¿Donde estará mi corazón?

Es una pregunta que me formulo seguido. Tal vez por no sentirlo durante mucho tiempo es que me ha surgido la pregunta. Siento que se encuentra por ahí, siendo custodiado por alguien a quien espero encontrar. Rondando sobre la faz de la tierra, sin saber seguramente que está en pertenencia de algo que yo atesoraría mucho, algo que para mi sería mucho más que importante. Tengo el fuerte presentimiento que lo he dejado por ahí, al momento de llegar a este mundo se lo habré entregado a otro ser etéreo con quien, con algo de suerte, me encuentre algún día.

Por otro lado creo que sería más acertado decir que lo he dejado caer y que, en el momento de tocar el suelo, se ha partido y los pedazos se hayan esparcido por los alrededores. Pedazos que diferentes personas han ido recogiendo uno por uno.

Obviamente los dos primeros pedazos y muy importantes me los han devuelto de forma inmediata mis papás, que con todas sus idas y venidas son los dos primeros amores que he tenido y, sin lugar a dudas, los más grandes.

También eso me ha hecho ir encontrando algunos de ellos en el interior de mis amigos a lo largo de mi vida. Amigos que me complementan y que me van haciendo la vida más amena y placentera. Gente que he conocido en mi camino, que todavía no está ni remotamente explorado,  y que me permiten ir formando de a poco este intrincado puzzle que es mi corazón.

Pero como dije faltan partes; tal vez muchas, tal vez pocas. Pero faltan, eso es seguro. Al menos una, o varias, en donde encuentre aquellas regiones del corazón en las que encuentre el amor de pareja, que tanta gente añora y por el cuál algunos desesperan.

Mi búsqueda sigue sin apuros. Aquello que deba ser hallado aparecerá tarde o temprano creo yo, por lo que me he armado de paciencia y espero tranquilo.

Para despedirme pregunto: ¿Alguien sabe dónde está mi corazón?

14 de septiembre de 2011

Segunda Imagen

Esto no va en orden cronológico, solo son imágenes que saltan de mi memoria, y como van saliendo las trataré de escribir.

Esta imagen se va a una estación atrás de la anterior. Se remonta al otoño, pero algún otoño temprano. De hecho me veo con unos 8 a 12 años. Siento que corro, con esa adrenalina y excitación que sólo te provocan aquellos juegos de la infancia. Estoy en mi lugar feliz. El patio de al frente de mi casa, aquel que de vez en cuando en los inviernos se viste de blanco y le dio nombre a este pequeño blog, pero para eso faltan unos dos meses (ver Primera Imagen).

Los Antiguos está vestido en plenitud con esos trajes dorados que hacen tan particular a esta estación del año. Los colores se entremezclan de una forma muy particular: amarillos los álamos; verde oscuro (tal vez más oscuro que de costumbre) los pinos; algún crataegus o algún copo de nieve perdidos pintan con ribetes rojos el entorno; y hasta un almendro como siempre adelantado que se rindió temprano y ya no retiene una sola hoja. El cielo tiene de esas nubes pintadas en capas con el más preciso de los pinceles, que se mueven a distintas velocidades y se van chocando las unas con las otras, fundiéndose y volviendo a separarse; pero siempre dejando lugar a que aquél sol lejano nos acaricie sin calentarnos, que nos muestre esos recodos de luces y sombras con la diligencia de alguien que muere por compartir un momento pero se retiene por algún miedo o vergüenza que tiene tan arraigado que no sabe que es. Y hay viento.

Viento. Ese extraño ser que hace hablar a los árboles, a veces en tono de súplica y otras de manera imperativa. Un viento que hoy le está pasando factura a este otoño, que hoy le muestra que su precioso vestido dorado ya está siendo severamente castigado por las polillas del invierno que se avecina. Que hoy mece los árboles, sacude las ramas y libera a esas mariposas amarillas en su corto vuelo hasta el suelo circundante.

Y ahí estoy yo, corriendo bajo esa lluvia, sintiendo la vida moverme los pies y la felicidad que quieren hacer explotar mi pecho. Con mis hermanas rodeándome, corriendo los tres, saltando, gritando, riéndonos, tratando de agarrar las hojas en pleno vuelo, ganándole al azaroso vaivén de su caída, tirándonos de a montones de las que ya están en el piso, tapándonos los unos a los otros con estos pequeños seres que dejaron su hogar natal y que ahora caen a su lugar de descanso final.

Papá y Mamá nos miran desde la cocina de casa, se les ve una sonrisa en la cara, parecen complacidos, de hecho creo que disfrutan de este momento tanto como nosotros. Los veo en alguno de esos momentos que el cansancio físico te devuelve a la tierra, te saca de tu ensimismamiento. Y definitivamente eso completa el cuadro, se completa con ese detalle que parece perdido en una esquina aunque en realidad le da un significado más cabal y profundo. Pero ese cansancio es solo momentáneo, por lo que enseguida trato de volver a atrapar a esos pequeños demonios flotadores, que ante cada giro de su extraño baile siento un pequeño vuelco al corazón que hace que quiera seguir intentándolo.

El piso por donde corremos pasa de un verde húmedo y profundo a un amarillo brillante. El sol, finalmente, por no querer acompañarnos, por retenerse a si mismo, terminó sintiendo que sobraba y se fue. A nosotros no nos queda más remedio que entrar a la casa a comer, contemplar el fogón y descansar.

Se terminó un día de mucha alegría y vienen más. Pero esos vienen en próximas imágenes.