23 de agosto de 2008

Espejo de agua

Es preciosa la vista. Una laguna muy apacible, rodeada de añejas plantas de lengas y ñires. Con imponentes picos a su alrededor, con una costa de un húmedo suelo recubierto árboles jóvenes, pequeñas hierbas y mínimos musgos que dan tonalidades de verde en prácticamente toda su gama.





Es una laguna muy tranquila, sin demasiados sobresaltos en toda su historia. Una laguna muy accesible, a la cual uno llega sin necesidad de escalar peligrosos riscos ni de enfrentarse a feroces bestias. Pero si uno quiere llegar debe saber elegir la senda a tomar, que camino hay que caminar. Dependiendo del día y de la posición del sol, el propio estanque da señales que te indican el camino, si uno las sabe ver, como por ejemplo un fulgor extraño entre la espesura del bosque o una sensación de frescura ambiental diferente cuando uno se encuentra cerca.

Muchas veces la he visitado, y hoy está diferente. Observando veo que no están las tradicionales huellas de huemules, ovejas y pumas que se acercan a tomar agua. Sin embargo hay rastros de olas, algo raro, sobretodo en un ambiente sin viento y grandes tormentas como ese. Encima estamos saliendo del inverno, lo que lo debe haber tenido recubierto de una capa de escarcha y nieve que hace imposible que el agua se mueva. Lo que deja claro que la convulsión viene de adentro.

Espero, miro cuidadosamente el ambiente. Es diferente hoy. Es una época tranquila del año, con luna nueva durante las noches, que deja ver un campo sembrado de pequeñas motas estelares bañando todo de una muy fría y tenue luz. Pero ahora es de día y como siempre no hay más que yo y esta laguna.

Escucho y analizo, y un claro chapoteo me hace dar vuelta la cabeza. Ahí lo veo, el causal de toda esa extrañeza en el ambiente. Un hermoso salmón rosado, con betas marrones en su lomo de gran tamaño, que busca alimentarse de lo distraidos mosquitos que sobre vuelan la calma superficie.


Es soberbio y me demuestra sus cualidades y fortalezas, pero sin embargo se oculta y me deja intrigado. Busco y encuentro un desagüe que siempre estuvo ahí, pero nunca tan importante como ahora. Por ahí ha entrado este precioso espécimen a desovar por vez primera. Perdida esta criatura ha errado el rumbo para convulsionar este apacible lugar. Más que para conmoverlo, para cambiarlo.

¿Será este el principio de una vida en conjunto, donde ambos dependan el uno del otro para que algo tenga sentido? ¿Será esta la primera de infinitas visitas donde año a año la relación de estos dos seres se haga más armónica, donde el espejo de agua deje de serlo por momentos con el único fin de dejar que tenga razón de ser el existir del salmón y, como contrapartida, tenga una razón de ser este paraje, que año a año esperará expectante el momento de la llegada de su única forma de vida interior? Sólo el tiempo lo dirá. El año entrante lo sabré.

Sin embargo el presente es complicado. Hoy por hoy este gran pececito no hace más que agitar las aguas y el espejo de agua no se ve armónico.

Me resulta raro que este lugar tan privado para mi haya sido "invadido", pero lo años dirán si fue una invasión o en realidad un complemento de algo que en ciertas circunstancias sentía que tenía esencia, pero que estaba en parte vacío debido a la falta de "algo" más, que tal vez, solo tal vez, sea esto lo que haya estado faltando.

Veremos que pasa, de todas formas lo que acontezca, sea lo que sea, será bueno o por lo menos eso espero.

2 comentarios:

Vanessa Reobasco Parabé dijo...

Que hermoso lugar el que describis con tan fanaticas palabras, y ese episodio creo que se va a quedar en tu mente, hasta que el proximo invierno vuelvas a ese mismo lugar y ese salmon te vuelva a sorprender.

Un saludo desde Uruguay, y gracias por pasar, ojalá vuelvas.

David dijo...

me gusto mucho como narraste la historia, mas que matematicas, metete en lengua y literatura jajajaja me vas a matar un abrazo hipolito cuidate