30 de marzo de 2009

Creaciones

Hay veces que el simple hecho de sentarte al frente de un teclado o una hoja en blanco con un bolígrafo en mano hacen el trabajo por sí solo. Las cosas te salen y todo fluye. Está bueno, la verdad, pero es algo fácil, no termina de darte satisfacción plena.
Obviamente que a eso que escribís, o hacés como cosa material, lo querés. Es tuyo, y siempre algo de tu autoría lo querés, menos o más, pero lo querés. Te cuesta desacerte de ello. No siempre es sencillo colgarse de la tecla "Supr" o arrugar el papel y tirarlo al tacho para fijarte si todavia tenés la misma puntería que cuando tenías 10 años y jugabas al basquet con tus amigos. Necesitás protejerlo, por lo menos hasta que todos los caminos que vos abriste en este sentido se cierran solitos o bien caen en el olvido hasta que una rejunta de papeles hace que llegúes a encontrártelo de pronto.

Pero estas creaciones, aunque pueden ser muy buenas, te dejan siempre la sensación de que no son del todo tuyas.

En mi caso me gustan mucho más las creaciones que me surgen desde un momento de inspiración, desde una sensación amorfa en principio, pero que te dejan pensando por mucho tiempo. Esas que hacen que te digas una y mil veces: "Esto viene por acá...", y siempre terminas por volver sobre tus pasos en ese pequeño surco con el pasto un poco más ralo que vos creíste un sendero hacia tu destino. Pero que por otra parte siempre te dejan una enseñanza y al menos algo avanzaste, ya sea en la comprensión del problema o de las pavadas que tenés en la cabeza.

Bueno, ¿a qué viene todo este cuento? A que por fin lo logré. Después de meses de trabajo llegue a cerrar y dejar un escrito bonito, impecable desde cualquier ángulo que se lo mire a una sensación interna que tuve mientras leía un apuntesito para un parcial.

Lo que me terminó quedando fue algo que está bastante alejado de lo que yo creí tener en un primer momento, pero eso es algo bastante lógico, puesto que siempre que uno empieza a escarbar cada vez más adentro suyo, las sensaciones y las ideas, por mucho que nos asusten, van tomando su real forma.

Este trabajo es una propocisión de álgebra abstracta que no es muy complicada y muy intuitiva en sus conclusiones finales, pero que me llena de satisfacción porque es la primera vez que vi brillo y terminé descubriendo oro y no simplemente roca mojada.

Y cada vez lo quiero más, porque hasta me cae bien, je. Tiene una historia intrigante, y de hecho es gracioso, porque aunque parezca mentira, uno de mis primeros errores fue mezclar peras con manzanas tal como nos retaban en la escuela mientras tratabamos de hacer alguna cuenta absurda.

No puedo olvidarme de que tuve a Andrea, mi profesora, que me apoyó y me sigue apoyando en este momento, y que sobretodo siempre me mostraba que es lo que tenía mal y siempre me sacaba cualquier duda que yo tenía. Asi que imagínense la alegría que me dió en el momento que le expuse la versión final de la idea (ahora falta escribirlo como corresponde en los formatos adecuados) y me dijo: "Me convenciste. Y si te tengo que decir algo, toda esta construcción te quedó hermosa. Felicitaciones!!" Fue muy lindo y reconfortante, pero eso implica también que ahora tenga que trabajar más duro, mis estándares subieron, así que no me tengo que hacer el pillo. Pero bueno, es un precio que estoy dispuesto a pagar, je.

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